A las 16.30 no nos tenían la habitación todavía, camareros bordes y maleducados, íbamos con una perrita y no podíamos estar ni en la terraza, diciendo de malas maneras que la podíamos dejar atada enfrente, aunque estaba lloviendo. La habitación con un lavabo que no traga, una lámpara que no funciona, la puerta del baño que no cierra bien y un aire acondicionado viejo y que no tira para aclimatar la habitación. No volvemos jamás.
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