Me ha gustado bastante la habitación en Posada Araceli que me tocó. Era limpia, amplia, con un baño grande, y en un entorno silencioso. Lo único que no me ha gustado es el desayuno. Peca de ultraprocesados. Consiste en café con leche, vaso de zumo, pan del día (que se ofrecen a tostártelo), una raja de quedo de sandwich, 2 de embutido y corbatas de Unquera industriales con aceite de palma. Echo en falta bollería más sana (bizcocho, magdalenas, a ser posible caseros), yogures y, sobre todo, fruta fresca.
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