Guest User
September 15, 2023
No hablaré del hotel sino de su servicio de restauración. Antes se comía en un acogedor salón-comedor, con mantel, vistas al paisaje, excelente servicio y buen menú y precio. Ahora, ese comedor está cerrado, y hay que comer en el bar, junto a la barra, un lugar cutre, oscuro, sin ningún encanto. Las mesas sin mantel, un simple papel individual y aguantando esa desagradable costumbre del televisor encendido. Y el precio del menú de diario 15 euros,con vino y gaseosa, pero el vino joven y muy vulgar. Únicamente se salva el añadido de la terraza exterior. Y el aparcamiento sin sombra. Solía parar con frecuencia a comer. También en paradas más breves, un café, una caña, etc y aprovechar que en el bar había periódicos a disposición de los clientes, que ahora ya no se ofrecen. No volveré a parar.
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