Desde el primer contacto con Maria Cristina me di cuenta que quería llegar a Colibrí a pasar mi primera noche en La Paz. Su sinceridad, conocimiento y sus prontas respuestas a mis preguntas me hicieron sentir que iba a llegar a un lugar conocido. Ella arreglo para que el taxi me estuviera esperando a las 2am en el aeropuerto para traerme a Colibrí donde Rolando, el dueño, me estaría esperando para abrir la puerta. Al cruzar el portón me sentí como en casa, a pesar de la altura, frio y que estaba un poco oscuro, lo que vi me encanto. A la mañana vi la belleza del lugar con su maravillosa vista a las montanas y la Muela del Diablo. Yo iba al Salar de Uyuni por unos días pero al regresar me volví a quedar en Colibri y fue la mejor decision que tome. Pase 3 días maravillosos con el staff, voluntarios y otros huéspedes. Me quede en el Nido que tiene una vista completa de las montanas y el rio. No queria ni salir de mi habitación porque sentía la fuerte energía que me invitaba a reflexionar y estar presente en el ahora. El ultimo dia que pase era el censo nacional y no se podia salir, Rolando y su familia hicieron una delicioso parrillada y la pase super bien. Colibrí es un lugar para descansar y conectar con uno mismo pero también es ideal para interactuar con otras almas viajeras. Valoro mucho la hospitalidad de la familia Mendoza, la dedicación de el staff y la generosidad de los voluntarios. 100 por ciento lo recomiendo, un lugar que merece ser visitado y seguro que volveré!
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