El viejo molino es, en el pequeñísimo mercando turístico de Coroico, el lugar menos precario. Las habitaciones huelen a humedad guardada. La piscina no se ve muy limpia. Nada para ahuyentar los bichos que se meten en las habitaciones. Todo en el límite de un hotel de 3 estrellas o menos. La comida, poco variada y hecha sin demasiado esmero. El desayuno buffet es bastante bueno y lo mejor, obvio, el maravilloso paisaje de la selva alta. De otro lado, hay una sola jovencita, muy amable, que atiende restaurante, bar, piscina. Tienen la infraestructura básica para ser un buen lugar, pero hay mucho que mejorar.
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